En la década de 1950, todos fumaban. Era evidente que el consumo de tabaco estaba causando un alarmante aumento del cáncer de pulmón. ¿Cual fue la respuesta de las grandes tabacaleras? Negar, negar, y negar, pero también tratar de encontrar una manera de hacer que fumar pareciera menos cancerígeno.
Durante las décadas de 1950 y 1960, las compañías estadounidenses de cigarrillos gastaron millones de dólares para resolver lo que la industria llamó el «problema del filtro». Según lo descrito en un estudio publicado por la revista Tobacco Control, era imposible diseñar un filtro que redujera de manera apreciable los riesgos para la salud provocados por fumar, y que al mismo tiempo mantuviera el sabor y la «satisfacción» que los fumadores esperaban con la inhalación del humo.
Breve historia de los filtros para cigarrillos
1925: El inventor húngaro Boris Aivaz patentó el proceso de fabricación de un filtro de cigarrillo con papel crepé.
1935: Una compañía británica comenzó a desarrollar una máquina que fabricaba cigarrillos incorporando el filtro con punta.
1950: A principios de la década sólo el 0.5% de los cigarrillos se venden con filtro.
1952: Lorillard Tobacco introdujo los cigarrillos Kent, con su filtro Micronite, prometiendo «la mayor protección de la salud en la historia del cigarrillo». El filtro original se hizo con amianto de crocidolita, una variante del amianto especialmente tóxica.
Kent fue la respuesta de Lorillard al susto de salud de principios de la década de 1950, cuando el vínculo entre fumar y el cáncer de pulmón comenzó a llamar la atención. Las compañías tabacaleras se apresuraron a poner filtros para calmar a los fumadores nerviosos y evitar que dejasen de consumir cigarrillos. Los beneficios para la salud resultarían ilusorios, pero el cambio a los filtros evitó la pérdida potencial de millones de clientes.
1952: Viceroy es la primera marca en agregar un filtro de acetato de celulosa que estableció un nuevo estándar de la industria.
1954: Marlboro introduce los filtros «Selectrite» con punta de corcho.
1955: Brown & Williamson presenta el filtro de carbón activado Tareyton, alegando que el carbón activado «limpia el humo».
1975: el 87.5% de los cigarrillos se venden con filtro.
¿De qué está hecho el filtro de un cigarrillo?
A pesar de que mucha gente piensa que los filtros son de algodón, la realidad es que están fabricados con acetato de celulosa, un polímero sintetizado mezclando celulosa (de algodón o pulpa de madera ) con ácido acético formando una estructura uniforme. Los mayores productores de filtros de cigarrillos en la actualidad son Eastman Chemical (anteriormente Eastman Kodak) y los recientemente fusionados Celanese y Blackstone .
¿Sirve para algo el filtro de un cigarro?
Antes de 1900, el cáncer de pulmón era una enfermedad rara. Sin embargo, la fabricación de cigarrillos a gran escala, y la publicidad de las tabacaleras, lograron disparar el consumo desde los 54 cigarrillos por persona y año en 1900, a los 4,345 en 1963. El cáncer de pulmón era cada vez mas frecuente, y a principios de la década de 1950 se convirtió en el tipo de cáncer más común diagnosticado en hombres estadounidenses.
Desde entonces,las compañías tabacaleras comenzaron a incorporar filtros a sus cigarrillos con el objetivo de hacer creer a los consumidores que fumar era mas seguro gracias a que el filtro eliminaba gran parte de las sustancias tóxicas del cigarrillo. Nada mas lejos de la realidad.
Un memorando interno de Philip Morris en 1963 concluyó: «La ilusión de la filtración es tan importante como el hecho de la filtración».
Si el filtro no sirve para nada, ¿por qué se vuelve marrón al fumar?
Es un truco; el químico de RJ Reynolds, Claude Teague, descubrió que los niveles de pH de los filtros podían alterarse para que cambiaran de blanco a marrón mientras se fumaba el cigarrillo, dando la impresión de que estaban filtrando partículas dañinas.
«Si bien el uso de dicho material de cambio de color probablemente tendría poco o ningún efecto en la eficiencia real del material de la punta del filtro, las ventajas de publicidad y ventas son obvias», escribió en un memorando a sus jefes.
La gran mentira de las tabacaleras
Podría decirse que la incorporación de filtro en los cigarrillos se basa en una mentira inventada por la industria del tabaco para que los consumidores se sientan mas seguros fumando. En realidad no sirven prácticamente para nada, y su capacidad para disminuir la cantidad de alquitrán y otras sustancias nocivas en el humo del tabaco, es ínfima.
Robert N. Proctor, profesor de Historia de la Ciencia en la Universidad de Stanford, en su libro Golden Holocaust: Origins of the Cigarette Catastrophe and the Case for Abolition, afirma que los filtros no solo no están haciendo nada por la salud, sino que probablemente estén logrando que el cigarrillo sea más peligroso, ya que al reducir las partículas de hollín tienen una mayor capacidad de penetrar mas profundamente en los pulmones.
Existe además un problema que poca gente conoce; diversos informes demuestran que Philip Morris, la compañía tabacalera más grande del mundo, supo durante al menos 40 años que las fibras y las partículas se sueltan de los filtros y llegan a los pulmones de los fumadores, pero no lo revelaron. Las fibras de acetato de celulosa, el material de los filtros, resisten la biodegradación y representan un importante riesgo para la salud cuando acaban en los pulmones del fumador.
El verdadero beneficio de la incorporación de filtros a los cigarrillos era que su fabricación era extraordinariamente barata y permitía a los fabricantes usar menos tabaco por cigarrillo. “Los filtros son uno de los fraudes más mortíferos en la historia de la civilización humana”, afirma Robert N. Proctor en una entrevista para The New York Times: “Se les pone filtro a los cigarrillos para ahorrar en el costo del tabaco y engañar a las personas. No filtran nada en absoluto «.
El problema medioambiental
Diversos estudios destacan desde hace años la ingente cantidad de residuos causados por el vertido de las colillas a nivel global. Un artículo del boletín de la Sociedad Americana del Litoral aseguraba en el año 2000 que son la forma más común de basura en el mundo, con millones de kilos diseminados por todo el planeta.
En España, el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) calcula que se fuman unos 89 millones de cigarros al día, lo que supone 32.455 millones de filtros desechados anualmente.
La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) alerta de la contaminación ambiental y del riesgo para la salud de las colillas de cigarrillos, lo que se considera como el tabaquismo «de cuarta mano», ya que son la primera fuente de basura en el mundo y tardan entre 8 y 12 años en descomponerse.